Càritas no trabaja por el reconocimiento sino por la estima hacia las personas
La Mesa del Parlament de Catalunya ha otorgado la medalla de honor, en la categoría de oro, a la Fundación Càritas en reconocimiento a la obra social que lleva desempeñando desde hace más de setenta años, siempre al pie de la calle y luchando contra la pobreza y para la reinserción de los colectivos marginales.
No obstante, Mercè Galí, presidenta de Càritas Terrassa, afirma que la organización “no ayuda a cualquiera. En estos momentos de fuerte crisis, lo que hacemos son dos tareas principales. Primeramente, intentar que las personas se promocionen. Y luego, tapar agujeros que nadie más consigue tapar. Está claro que no somos Nuestro Señor, pero hacemos todo lo que podemos para ayudar. Por ejemplo, a regularizar los papeles de las personas inmigrantes.
Estamos en una gran crisis y debemos hacer todo lo que está en nuestras manos. Aunque crisis es una palabra que no nos gusta, preferimos decir que nos encontramos en una situación depresiva muy importante y debemos intentar responder con todos nuestros recursos”.
La medalla de honor del Parlament es una distinción creada por la Mesa en el año 2000, y se otorga a personalidades o instituciones que merecen un reconocimiento excepcional. La concesión de la medalla a Càritas Catalunya, que está constituida por la agrupación de las Càritas de Barcelona, Sant Feliu de Llobregat y Terrassa, Tarragona, Girona, Lleida, Solsona, Tortosa, Urgell i Vic, y forma parte de la Confederación de Càritas Española, ha sido otorgada por unanimidad de la Mesa, según confiesa su presidenta, Núria de Gispert .
Ayuda desinteresada
Pero Càritas, para Mercè Galí, “no debe trabajar por los reconocimientos sino por la estima hacia las personas. La gente es solidaria y nos ayuda por la seriedad que transmitimos. Si el reconocimiento comporta más ingresos estaremos contentos, pero las personas no deben darnos más dinero por ello sino porque creen en nosotros, en nuestra labor”.
Desde la proximidad al territorio, la Càritas de cada diócesis lleva a cabo las acciones que considera más necesarias en cada momento. En el actual contexto de crisis, la atención a los niños de familias pobres, el banco de alimentos o la ayuda para el mantenimiento de la vivienda son algunos de los ejes prioritarios de esta acción social.
La gente pide trabajo y nosotros no tenemos, afirma Mercè. Antes teníamos una bolsa de trabajo bastante amplia pero con el contexto actual esto ya no es posible. Debemos pensar que hay mucha necesidad de dinero y comida, porque en las casas han dejado de haber ingresos pero los gastos siguen siendo los mismos o mayores. Además, la sociedad estaba acostumbrada al bienestar social, y con los recortes, este bienestar ha menguando, pero aún existe, y seguramente seguirá”, concluye Galí.
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