La mútua nace en 1976 con trescientas familias
La
Mutualidad de Les Arenes fue la única nacida en el seno de una AVV.
Corrían los años 70 y, en plena efervescencia asociativa, los vecinos
del barrio decidieron plantar cara a las aseguradoras creando una mútua
que les permitiera financiar sus entierros. “Estábamos cansados de pagar
cuotas altísimas a las compañías, hicimos números y vimos que era
posible crear nuestra propia mútua y ahorrarle un montón de dinero a las
familias”, explica Pablo Gómez, presidente de la entidad durante 25
años.
La
autogestión se había convertido en los años 70 en un talismán para el
mundo obrero, que puso a prueba su capacidad de liderazgo también al
frente de empresas sustentadas sobre el voluntarismo. En Les Arenes,
las mismas personas que lideaban la asociación de vecinos gestionaban la
mútua, dedicando horas de trabajo y sin compensación alguna. Entre
ellas, algunos históricos líderes vecinales, como Benito Martínez, Pablo
Gómez, José Cañadila, Jose Francisco Albañil, Vicente Ruiz, José Adame,
Juan Barba y Manuel Barba, entre otros.
Han
sido 36 años de aprendizaje colectivo y de ajustes, porque las
condiciones ventajosas de la nueva mútua dispararon las solicitudes de
ingreso, y con ellas también el recelo de la competencia y más de un
episodio de picaresca.
Fue
en el propio seno de la entidad, donde en la primera etapa la junta se
vió obligada a modificar las condiciones de ingreso, suprimiendo la
cuota familiar. Muchos hijos ocultaban que se habían independizado para
seguir cotizando junto a sus padres y ahorrarse su póliza. Detectado el
problema, las cuotas pasaron a ser individuales.
El
éxito de la mútua, además, inquietó a la competencia. La necesidad de
garantizar el equilibrio económico de la entidad también a poner límite a
la edad de ingreso, con la que además se frenó una sospechosa punta de
altas. En los años 80 corrió el rumor de que alguna aseguradora
bonificaba a sus clientes ancianos por “pasarse” a la mutualidad de Les
Arenes, que llegó a temer que un exceso de desesos desequilibrara la
entidad.
Són
solo algunos de los episodios de la larga hotoria de la entidad, de un
proyecto común con el que se han sentido identificados muchos vecinos
del barrio de Les Arenes y también de otros puntos de la ciudad. Una
empresa colectiva que, pese a su perfil amateur, jamás ha estado en
números rojos.
La
auditoría realizada el año pasado por la Generalitat a la Mutualidad
del Centro Social Les Arenes fijaba una media de edad de 36 años y un
porcentaje de decesos por debajo de la media del sector. La entidad es
hoy una mutua “saneada económicamente”, con un fondo mutual de 615 mil
euros y una cartera de 811 pólizas y en torno a 2.400 beneficiarios. A
pesar de la fidelidad de los mutualistas –hay familias en las que tienen
polizas tres generaciones– el estudio detectaba un cierto estancamiento
en las altas.
Después
de tres largas décadas de aventura en común, los mutualistas deberán
decidir ahora cuál es el futuro de la entidad. El tema ya se ha abordado
en asamblea, aunque de momento no se ha sometido a votación. El
calendario apremia relativamente y la junta de la entidad quiere pedir
opinión a los mutualistas cuando el marco legal sea el definitivo.
Interesante artículo que detalla las causas que propiciaron la puesta en marcha de la Mutualidad de Les Arenes, y que, en muchos casos, son las mismas que impulsaron durante las décadas de los 60 y 70 la creación de muchas Mutuas en otras Comunidades.
ResponderEliminarOjalá la Mutualidad de Les Arenes pueda seguir prestando sus servicios durante muchos años más.