jueves, julio 12, 2012

La Administración requiere mejorar su gestión económica y ser más transparente

Todo un reto se propuso el debate de Cambractiva del pasado martes: ofrecer posibles soluciones y reflexionar de que manera la Administración puede ser aún más eficiente sin dejar de cumplir sus funciones públicas. Un cambio de cultura política hacia una mayor capacidad ejecutiva, transparencia y, sobre todo, eficacia y buena gestión en la cuentas. Con ponentes de nivel, como Jordi Joly, gerente de economía y finanzas, empresa y empleo del ayuntamiento de Barcelona y consejero-delegado de Barcelona Activa, y Joaquim Solé Vilanova, economista y catedrático de Hacienda Pública de la Universitat de Barcelona, surgieron esas ideas y otros puntos de vista interesantes. La visión externa la aportó Cecilia Julin, embajadora de Suecia en España, en un debate que fue moderado por Xavier Salvador, director de Economía Digital, y presentado por Marià Galí, presidente de la Cambra de Comerç de Terrassa.

Jordi Joly, que fue presentado por Salvador como un “conocedor exhaustivo del método de gestión de la Administración pública”, aseguró que la reformulación de ésta se enfrenta a “asuntos difíciles y complejos” y que, dada la profundidad de la crisis económica y caída de ingresos, “no hay margen de tiempo, hay que hacer cosas que se deberían haber realizado con anterioridad; lo bueno es que por fin se harán esas reformas”.

nuevo paradigma

Joly aseguró que es necesario un cambio de “paradigma” que afecte tanto a la esfera política como a los gestores y que solucione lo que consideró una “una falta de implicación” a la hora de elaborar una “planificación estratégica real”. Porque la reforma de la Administración Pública no será posible si no se consigue que se convierta realmente “en la herramienta ejecutiva que transforma las ideas en realidad”, y para eso urge “una capacidad directiva, gestora y profesional potente, y además, no politizada”.

Y todo ello para hacer una Administración “competitiva”, algo de lo que sólo hace dos años “ni siquiera se hablaba”. Porque para Joly la gestión de lo público, al igual que en la esfera privada, “debe responder a resultados económicoS y presentar cuenta de resultados, algo que hoy en día curiosamente no existe”. Parte de la mala situación actual se debe, según este ponente, a que “cultura de la Administración se ha despreocupado mucho de la economía”. Y ahora, con los mercado del crédito cerrados o muy caros, la capacidad para realizar inversiones (¿”O es que vamos a dejar de hacerlas”?, se preguntó) surge sólo de la “capacidad de ahorro bruto”. A Joly, no le preocupa tanto el volumen de la deuda, que también, pero lo que urge es implantar un modelo eficiente que sea capaz de afrontar los pagos de ese endeudamiento. Porque en los últimos años hubo “falta de responsabilidad en la gestión;se nadaba en la abundancia y se gastaba más que esa abundancia;de ahí el castañazo”.

menos servicios

Al hilo, economista Joaquim Soler abundoó en que en los años de bonanza, políticos y gestores se acostumbraron a “gestionar en la abundancia” y que ahora es el momento de manejar la “escasez, y por tanto, es normal, que haya errores”. El nivel de servicios que la Administración prestaba, según Soler, se había situado por encima de las posibilidades reales en los últimos años. Por tanto, no hay más remedio que bajar ese nivel. Sin embargo, en la mejora de la gestión, aspecto en el que “hay margen”, está la clave para que esos recortes no sean tan dolorosos. “No es lo mismo recortar, por ejemplo, un veinte por ciento de los presupuestos de forma líneal que hacerlo mejorando la gestión porque, si eso es así, el impacto será menor”.
Joaquim Solé fue muy crítico con la actuación de políticos y gestores en los últimos años.

“Perdimos el sentido común, ya que el endeudamiento excesivo es malo”. En este sentido, aportó un dato demoledor: “el Estado gasta más de intereses que de personal” Y acusó a la Administración de una “praxis” equivocada, que ha quedado reflejada en tantas “inversiones realizadas sin calcular lo que cuesta el mantenimiento”. Todo ello ha dado lugar a una Administración “insostenible” que se debe reconducir. Lo que ocurre es que eso, ahora, es una tarea “difícil, aunque no imposible” ya que los ingresos (debido a la caída de la actividad económica) están mermando y “se debe replantear el gasto mes a mes”. Por tanto, añadió, que es evidentemente que es necesario fomentar el crecimiento económico pero es todavía más urgente “mejorar la gestión pública y sus servicios”.

Joaquim Solé enumeró algunos de los problemas que favorecen la ineficiencia de la Administración. Por ejemplo, las oposiciones, que “retraen a los buenos gestores”, porque su planteamiento es obsoleto. “La universidad, gracias al Plan Bolonia, avanza en habilidades, mientras que las oposiciones siguen siendo memorísticas”. También abogó por aumentar la productividad de los empleados públicos y fomentar la movilidad geográfica. Y señaló un problema, a nivel local, preocupantes que es el “minifundismo municipal, algo totalmente obsoleto. El 85 por ciento de los ayuntamientos tiene menos de 5.000 habitantes, lo que obligar a crear administraciones supramunicipales”.

“No todo es ideal”

Cecilia Julin, embajadora de Suecia en España, dijo que en este país nórdico, que se pone como ejemplo de sostenibilidad del Estado del bienestar, no “todo es ideal, ya que hay cosas que se pueden mejorar”. Uno de los pilares del Estado sueco, dijo Julin, es la transparencia, tanto que algunos, reconoció, “nos califican como fundamentalistas” en este asunto. En Suecia, cualquier ciudadano puede acceder a la declaración de la Renta “del primer ministro o de su vecino”, y evidentemente, de las administraciones. Eso es una gran garantía, pues todo el mundo sabe cómo se gestiona el dinero público”. En España, apuntó Xavier Salvador, moderador del debate, es difícil obtener cuentas de empresas públicas.

Cecilia Julin comentó que el Estado sueco tiene muy claro que es vital ganarse la confianza de sus ciudadanos. Y fruto de esa política es que los suecos señalan al Fisco como el tercer organismo en el que más confían. “Esto es gracias a que se facilita el máximo hacer la declaración, que se puede enviar incluso por un SMS, y también a la labor de información y gestión que ofrece. El ciudadano sabe que si acude a la Agencia Fiscal ésta hará lo posible para que pague lo menos posible, es decir, lo justo. Hay una gran voluntad de servicio”.

En ese sentido, en la rueda de pregunta, Joaquim Solé reconoció que falta transparencia en las Administraciones pero también madurez política en los ciudadanos. “¿Cómo es posible que un alcalde que ha dejado de media 4.800 euros de deuda por ciudadano haya sido votado durante veintiocho años?. En esta país se vota poco con la mano en el bolsillo. Cuando vamos a votar no nos preguntamos si la Administración ha gestionado bien el dinero o si sus cuentas cuadran”. En ese sentido aseguró que gran parte de los ayuntamiento no publicas en su web los resultados económico, salvo contadas excpeciones, como el Sant Cugat.

La embajadora de Suecia explicó que en este país genera gran vergüenza, es decir, está extremadamente mal visto socialmente, la “mala gestión de los servicios comunes, que un alcalde gestione mal los recursos o que no cuadren los presupuestos”. Desde luego allí, añadió, es impensable que se construya un aeropuerto que no tiene tráfico, como ha pasado en Castellón. En Suecia, añadió hay un consenso entre los partidos de izquierda y de derechas a favor del Estado del bienestar, aunque recordó que para su sostenibilidad hay establecido un sistema de copago desde hace muchos años: “por ejemplo, veinte euros por una consulta en el médico o cuarenta si vas a emergencias. Es una buena fórmula para que el sistema sea más eficaz”.

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