El vistoso acto se cerró con una ofrenda floral en el centenario monolito del Passeig de Joan Miró
“Tropas” con uniformes carlistas y federales del siglo XIX, y su trabuco al hombro, volvieron a desfilar el sábado por Terrassa. Cruzando la avenida Jacquard, a las ocho de la tarde, ofrecerían el contraste más intenso, sus atuendos y portes decimonónicos ante elementos arquitectónicos como el puente y sus vistas, el edificio de Múria de Terrassa o la estación de los FGC. No habían surgido de ningún bucle espacio temporal, de las que se sirven las historia de ciencia-ficción, ni se trataba de una película. Era la conmemoración del 140 aniversario de los hechos del 22 de julio de 1872, y del centenario de la inauguración del monolito en memoria de los dos terrassenses mártires de los mismos, Jaume Jover y Valentí Alagorda. Organizaba la Colla dels Federins-Associació de Trabucaires de Terrassa.
La fiesta comenzó a las siete de la tarde, en el espacio entre la Casa Baumann y la calle de Salmerón. Allí, ante unos cuarenta trabucos reunidos (a los de los Federins se sumaron los Trabucaires del Vi d’Alella y de Castellar del Riu, y algún sabadellense individual), y sobre un pequeño escenario, tuvo lugar una representación de los sucesos de hace 140 años. En clave, por supuesto, humorística. Era un diálogo teatral en verso –una “tirallonga de rodolins satírics”, en definición de los Federins– inspirado en las “Ambaixades de la Risa” propias de las fiestas de Moros y Cristianos. “Les hemos hecho un homenaje adaptándolas a nuestro contexto”, señaló a este diario Josep Sellàres, cap de colla dels Federins. El lenguaje de estos diálogos rimados intentaba reproducir la manera de hablar y escribir del siglo XIX, esto es, “un catalán pre-fabricano, que hace que quede más ‘arqueológico’”.
“Foc al trabuc i fort al tambor!”, “Buidem l’ampolla i la polvorera...!” fueron las últimas frases de la representación. Y en esas llegó el alcalde. No Joan Vallhonrat, alcalde de Terrassa en 1872, cuando el Ayuntamiento fue asaltado por un “escamot” carlistas, al que los terrassenses pusieron en fuga, sino Pere Navarro, alcalde en 2012.
navarro, profesor de trabuco
El pasado año, Pere Navarro fue investido como Trabucaire d’Honor, el primero que recibía esta distinción creada por la Colla dels Federins. Para el segundo, en esta edición de los 140 años, la entidad escogió a Anís del Mono. Sí, el popular licor, que ya existía en 1872, y que posiblemente los protagonistas de los hechos, y los terrassenses coetáneos, consumieron. De Madrid, especialmente para el acto, se desplazó Laura Díaz, representante de la compañía Osborne, actual propietaria de Anís del Mono. La marca instaló en el lugar un stand en el que ofrecía chupitos con limonada.
“Cada vez que damos el título le toca, a la persona que lo recibe, demostrar que lo merece”, dijo Jaume Sellarès a Laura Díaz, tras entregarle un recortable realizado especialmente para la jornada y prestarle un trabuco. Y fue el anterior Trabucaire d’Honor, esto es, el alcalde Pere Navarro, el encargado de enseñarle a Laura Díaz como funcionaba el trabuco. Laura Díaz disparó al aire, y luego también lo hizo el alcalde. Aplausos generales.
Seguidamente, la Colla dels Federins expresó sus agradecimientos a todas las entidades que habían hecho posible el acto, también los Diables de Sant Llorenç y de Ca N’Aurell, que vinieron con sus tables, las asociaciones de vecinos del Cementiri Vell y Vallparadís, Amics de Sant Antoni Abat, que montó la escenografía, y el Ateneu Terrassenc, que en la semana anterior acogió actos sobre el tema.
prohibido por primo de rivera
“Quiero pensar que hoy recuperamos un acto que fue prohibido por una dictadura y que el Ateneu nos ha descubierto” finalizaron los Federins la explicación de los hechos. El 22 de julio de 1872 es además el hecho histórico “que fue, como colla, nuestra justificación para comenzar a existir. Celebremos que mañana se cumplen 140 años del asalto de un ‘escamot’ carlista a Terrassa, en el que murieron dos terrassenses. Cuarenta años después se les erigió un monumento, al que durante muchos años, cada 22 de julio se organizaron procesiones cívicas , interrumpidas por decreto por la dictadura de Miguel Primo de Rivera”.
A continuación, “trabucaires”, grupos de tabales y espectadores se desplazaron en ruidosa cercavila hasta el monolito. Se hizo una ofrenda floral a Jover y Alagorda y, en círculo alrededor del mismo, los “trabucaires” lanzaron cien disparos, uno por año desde su inauguración. Después, todas las escopetas sonaron al unísono.
¿Se hará cada año?
“Ha sido fantástico, con una gran participación y un ambiente maravilloso. Todo ha ido muy bien y estamos realmente muy contentos”, señaló a este diario Josep Sellarès, cap de colla dels Federins. A la cena posterior al acto, celebrada en el espacio de ocio de la calle de Salmerón, asistieron sesenta personas, también con un ambiente muy animado. El balance del evento es tan positivo, que la Colla dels Federins se plantea realizarlo, de alguna manera, cada año.
“Habría que ver con qué formato, posiblemente no el mismo. Hemos de hablarlo. Quizás tendría interes realizar cada año la cercavila, de alguna manera como recreación de aquellas procesiones cívicas que se organizaban cada 22 de julio en Terrassa, antes de la dictadura de Primo de Rivera.”
En cuanto a los uniformes de los “federins”, señalar que aquellos que personificaban los soldados carlistas vestían el azul de los suabos, que eran la infantería de choque y la escolta del infante Alfonso. Para los federales, la colla escogió el uniforme de los Miquelets de la Diputació –barretina y americana azul con las solapas de color rojo–, que acompañaron al general Prim en la batalla de Tetuán.
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